martes, 25 de agosto de 2015

20150618 Registro policial en la casa del padre


Entierro Iñaki                     Iñaki Indart                   Indice Fosa Gaztelu                     Detenido el padreLogotipo de diariovasco.com

Registro policial en la casa del padre

Al menos dos detenidos por la muerte de un joven de Legasa tras la inspección de la vivienda familiar                       JAVIER PEÑALBA | SAN SEBASTIÁN                              18 junio  2015Un vehículo patrulla situado ayer junto a la vivienda en la que residen los padres y una hermana del joven fallecido.

Un vehículo patrulla situado ayer junto a la vivienda en la que residen los padres y una hermana del joven fallecido.

Las patrullas de la Policía foral navarra no pasaron desapercibidas para nadie en Legasa. La población, de apenas 250 habitantes, que se alza en la comarca de Malerreka, próxima a Doneztebe, vio ayer rota su tranquilidad desde primera hora del día. Los vehículos oficiales surcaron las estrechas calles de la localidad. Fueron a tiro hecho. Tras dejar atrás la plaza, tomaron una vía secundaria a mano derecha que conduce a la vecina Gaztelu. Quinientos metros más adelante, detuvieron los coches. Los agentes descendieron y dirigieron sus pasos hacia una gran casona. «En el pueblo le llamamos 'Falcon Crest'», afirma una vecina. En la mansión reside la familia de Iñaki Indart, un joven de 25 años, cuyo cadáver fue hallado a finales del pasado año en una sima de la zona, con signos de violencia. El hallazgo puso fin a una más que extraña desaparición. Iñaki llevaba en paradero desconocido desde hacía seis años. Nadie había tenido durante este periodo noticias suyas. Su ausencia constituía un misterio que ayer empezó a esclarecerse en cierta medida gracias a la operación policial, que se saldó con al menos dos detenidos. Poco más se sabe dado que el juzgado de instrucción número 4 de Pamplona, encargado del caso, mantiene el avance de la investigación bajo secreto de sumario.

«Iñaki merece que su muerte se esclarezca. Si alguien le asesinó, que lo pague. No hay derecho a poner fin a la vida de nadie y arrojar el cuerpo a un agujero, como si fuera animal», reconocía ayer un vecino, sorprendido como el resto de la localidad, por el operativo policial.
La división de la Policía Judicial había recibido la orden de efectuar un registro en la vivienda familiar. El objetivo de la diligencia no era otro que el de dar con alguna pista, una prueba o indicio que permitiera aportar algo de luz a la muerte del joven.
El registro comenzó a primera hora y finalizó bien entrada la tarde. Durante las más de ocho horas que los agentes policiales estuvieron en la casa, nadie ajeno a la actuación que se llevaba a cabo pudo acceder al lugar, ni siquiera acercarse. Las dos carreteras que permiten llegar a la vivienda estuvieron cerradas. Agentes forales impedían el paso. También se cortó el acceso hasta la sima en la que que apareció el cuerpo.
Fuentes cercanas al caso indicaron que el operativo, que estuvo dirigido por el propio juez, ya preveía que se practicaran entre dos o tres detenciones. Alguno de los arrestados podría ser alguien cercano a la víctima. También se llevaron a cabo registros en otras localidades de la zona.
El cuerpo de Iñaki Indart fue localizado en diciembre del año pasado en la sima Gaztelu, situada en el término municipal de Donamaría, por unos espeleólogos que participaban en la búsqueda de personas fusiladas en la Guerra Civil. La cavidad se encuentra cerca de la población en la que residía. Su identificación no entrañó dificultad alguna y resultó rápida, ya que entre los restos se halló la documentación del joven.
Varias personas
Tras el hallazgo del cuerpo, el titular del juzgado de Pamplona que investiga los hechos decretó el secreto de las diligencias. Aun cuando no han trascendido datos relativos a la autopsia, fuentes consultadas indican que la muerte fue producto de un acto homicida. Todas las pruebas indican que Iñaki fue arrojado a la sima después de muerto y en este sentido se sospecha que en las labores, dada la corpulencia del joven, necesariamente tuvieron que intervenir varias personas.
El fallecido pertenecía a una familia de ganaderos muy conocida en la comarca. El joven navarro fue visto por última vez sobre las seis y media de la mañana del 9 de marzo de 2008 por la panadera de su pueblo. Había salido de casa la víspera. Era sábado. Cenó con sus amigos en Doneztebe, con los que posteriormente estuvo de ronda por diversos bares de la localidad. Sobre las tres y media de la madrugada decidió regresar a casa en su propio coche. De camino, sin embargo, se topó con una patrulla de la Policía Foral de la que intentó huir. No obstante, el joven fue interceptado al cabo de unos pocos kilómetros. Sometido a la prueba de alcoholemia, Iñaki dio positivo. Los agentes inmovilizaron su coche.
Iñaki quedó en libertad sobre las seis de la mañana. La familia tiene la certeza de que efectuó una llamada en demanda de un taxi que, sin embargo, no pudo realizar el servicio que él reclamaba. Ante esta circunstancia, fueron los propios agentes forales quienes le llevaron hasta el pueblo. Fue entonces cuando la panadera de Legasa le vio por última vez.
En los días posteriores a su desaparición se llevaron a cabo diversas labores de búsqueda en la comarca. Guardia Civil, Policía Foral, Bomberos, familiares y amigos tomaron parte en los diversos rastreos que se llevaron a cabo. El operativo desplegado no dio resultado alguno.
Falso secuestro
Dos años antes de su desaparición, en marzo de 2009, el mismo joven protagonizó un episodio rocambolesco. El chico permaneció cuatro días en paradero desconocido y denunció haber sido víctima de un secuestro. Relató que dos encapuchados le habían atado, metido en su todoterreno y arrojado por un barranco. El joven dijo que pudo librarse de las ataduras y salir del vehículo. Indicó que a partir de aquel instante caminó por una zona boscosa durante dos días hasta que llegó hasta una vivienda del municipio de Orokieta, desde donde pudo llamar por teléfono a sus padres. La posterior investigación de la Guardia Civil descartó el secuestro.
Tras aquel episodio en Legasa no descartaron que Iñaki hubiese sufrido un accidente con el coche familiar y, temiendo una reacción airada de su padre, tratase de ocultarlo mediante la invención de la extraña historia del secuestro. Los vecinos afirman que las relaciones entre padre e hijo no eran precisamente muy cordiales.

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